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PUNTADA COSMÉTICA, PROCESOS Y SIGNIFICACIONES


El mes anterior presentamos un proyecto que estaba enfocado en el proceso de producción de la prenda, la idea fue transparentar cuales eran las preguntas y motivaciones específicas de la creación que no se relacionaban con una propuesta de marca inserta en el mercado.


Este mes, hemos decidido seguir con la misma línea de trabajo. Presentamos el proyecto de la diseñadora colombiana Susana Botero, quien a través de un sistema de producción reflexiona y genera una investigación que se sitúa entre en límite del diseño y el arte.


El producto de investigación de la artista colombiana es la creación de un patrón de estampado para la realización de un textil y cómo este elemento gráfico se significa a partir de referencias y preguntas que la misma práctica del diseño, en cuanto a sus connotaciones sociales, levanta.

La Puntada Cosmética (Por Susana Botero)


El individuo se mira así mismo. Se preocupa. Dedica gran parte de su esfuerzo a su bienestar y “bien vestir” para sentirse a gusto o aceptado en el proceso de socialización. En este contexto, el individuo se desgasta transformando su apariencia física para poder cumplir con los estándares de belleza que la moda ha impuesto.


Estos estereotipos de belleza son controlados por el mercado que crea patrones, puntos de referencia o iconos para imitar. Así, la identidad individual se pierde –o se confunde- y se originan identidades planeadas, las que se venden a través de la publicidad de prácticas de belleza que incluyen procesos quirúrgicos excesivos: depilaciones, limpiezas faciales, bronceados extremos, por nombrar solo algunas. Según Gilles Lipovetsky (2005) y Mark Fisher (2012), vivimos bajo condiciones que constantemente se contradicen. Este es el momento en que más se ofrecen productos y servicios de ejercicio físico, pero es también el tiempo con mayores problemas de desequilibrio alimenticio.


Los cánones de belleza se imponen como verdades absolutas sobre las obsesionadas apariencias de los individuos. El mercado hace uso económico y productivo del cuerpo y ofrece bellezas forzadas que rechazan una idea de “fealdad”. No hay conformidad con el cuerpo y este se redefine creando relación entre una identidad real y una ideal.


Los patrones son ilustrados a mano a partir de la idea de mapear, fragmentar y luego intervenir el cuerpo. Se hacen dibujos de cirugías plásticas que han distorsionado completamente el rostro, que han transformado algún atributo (como los implantes de pelo) o que han causado irritaciones o heridas desagradables. Después son impresos digitalmente o bordados a mano haciendo una relación con la puntada clínica y la de tapicería o bordado tradicional.


Este proyecto no rechaza los estándares de belleza, pero sí los contempla y los cuestiona. Muestra su lado abyecto y doloroso y lo embellece. Los procesos para “ser más bello”, como el corte de piel o el post operatorio, son estéticamente rechazados, incluso por el mismo cuerpo, pero la imagen final es aceptada. En la cirugía plástica se eliminan los límites de externo a interno. Todo se junta: órganos, fluidos y piel y, al mismo tiempo, se modifican.


Las muestras textiles buscan causar una reacción de contraste en el observador, quien se siente atraído por la suavidad de los textiles y luego la rechaza cuando se da cuenta de que lo que está viendo son partes de una cirugía cosmética en proceso. El mismo proceso de embellecimiento en una fase abyecta y despreciable, evitado por la vista.


Las imágenes realizadas buscan trazar el recorrido del proceso creativo de la diseñadora. Al mismo tiempo, a través de una encuadre cuidado y un tipo de imagen limpia, casi clínica; se espera tensionar las relaciones conflictivas que se establecen entre los referentes elegidos por Susana y el objeto estético final.



FOTOGRAFÍA: Rosario Montero *editora Contrahilo · WEB · Otro portafolio realizado por Rosario.

DISEÑADORA: Susana Botero · WEB