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ALQUIMIA PARA EL MATERIAL DE DESECHO.


El seductor trabajo de joyería de la Argentina Francine Oeyen invita inevitablemente a preguntarse sobre la relación que tiene la Joyería con sus materiales, más aún cuando ella propone materiales de desecho , como el cartón, con los que logra un resultado atractivo, así como también controversial.

ALQUIMIA PARA EL MATERIAL DE DESECHO.


Las joyas, como parte de la indumentaria, se han vinculado a aquellos elementos prescindibles que nos distinguen y que manifiestan su valor en muchas ocasiones a través de un significativo uso de materiales o elementos lujosos. Francine, sin embargo, opta por una joyería con materia prima poco usual, resultado de procesos de creación y cuestionamientos contextuales (con elementos tales como cartón, plásticos, metales, hilo de bordado y costura, etc.). Es por esto que utiliza materiales “empobrecidos” que en sí mismos no tienen un alto valor comercial, logrando así trasmutar el material a lo que ella se refiere como algo que “casi suena como alquimia”.


Su trabajo se inicia como artista, ahí encuentra, por un lado, la necesidad de incluir detalles hechos con metales como plata en sus cuadros y, por otro, el que sus obras viajen más allá de su espacio condicionado, lo que inicialmente traduce, por ejemplo, en pinturas sobre telas de pequeño formato que posan sobre el cuerpo en formas que también sirven de prendedores o sujetadores de pelo y que logran así viajar acompañando al cuerpo. Estas reflexiones artísticas la llevan a su encuentro con la orfebrería. En su traspaso a ella, utiliza lenguajes del arte que se apropian de un espacio exclusivo de la joyería y que le dan autenticidad a su trabajo.


La elección de los materiales también se relaciona con la crisis que vivió Argentina alrededor del año 2001 y del que nacen proyectos colectivos como “Eloisa Cartonera”; una editorial argentina que edita sus tapas con cartón comprado a recolectores de este material, llamados “cartoneros”; actividad que aumentó durante este período debido a la necesidad de buscar sustento por parte de sus habitantes. y que al igual que el “Arte Póvera”, movimiento artístico de la década del 60, que cuestionaba las convenciones del arte utilizando desechos para su creación, se vuelven en referentes para ella.

ALQUIMIA PARA EL MATERIAL DE DESECHO.


El uso del color para Francine puede variar según el conjunto. En algunas piezas ella ha utilizado también colores alegres relacionados con las celebraciones latinoamericanas que se dan, por ejemplo, en Perú y México, y que utilizan estos materiales para la realización de piñatas y guirnaldas; o celebraciones como las llamadas diabladas en el norte de Argentina y que también se realizan en Chile, en las que se incluyen procesiones de santos y vírgenes a las que se les adorna con flores de papel y trajes bordados que también usa de referente. Estas piezas las asocia a ese bordado que se realiza como una antigua y femenina forma de embellecer las telas, muchas veces altamente elaborados, y que ella las emplea como referentes en su obra, bordando algunas de las piezas o bien empleando simples costuras que ella añade en algunas columnas de los cartones de sus joyas y que lleva a una reflexión propia del arte que traslada a la joyería.


Francine elije materiales que, por un lado, remiten la crisis que enfrentó Argentina y los trabajos que nacen de ella en busca de resurgimiento, como también las fiestas latinoamericanas y el Arte Póvera, entre otros y por otro lado, lleva a estos materiales “empobrecidos”, de los que rescata el valor artesanal, a espacios propios de la joyería con lenguajes del arte transformando sus valores, y, como un alquimista, transmuta el material con narrativas que le entregan un peso extraordinario y con ello abre preguntas en torno al material como el medio principal de valor en la joyería logrando un resultado auténtico y llamativo.

Puro Delirio




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